En conmemoración de un nuevo Día de la Mujer, Siomara Molina, de la Asamblea Permanente por la Legalización del Aborto, conversa en profundidad con CNN Chile sobre la eventual inclusión de este derecho en la nueva Carta Magna. “Si no se logran los apoyos en el pleno, vamos a volver a la comisión, vamos a seguir trabajando para esto porque las feministas no nos cansamos, porque el aborto nos atraviesa las vidas”, destaca.

“Será Ley” fue la primera iniciativa popular de norma en conseguir las 15 mil firmas necesarias para ser tramitada en la Convención Constitucional.

La iniciativa garantiza el aborto libre, seguro y gratuito para todas las mujeres y niñas del país.

La encargada de representar esta norma, además de responder las dudas del pleno, fue Siomara Molina, la representante de la Asamblea Permanente por la Legalización del Aborto, entidad encargada del proyecto.

Desde la semana pasada comenzó su discusión en la Comisión de Derechos Fundamentales de la Convención Constitucional (CC), espacio clave para entregar la mayor cantidad de datos duros, cifras y argumentos para apoyar la iniciativa popular.

Para conocer los pormenores de la acogida de esta norma en la Convención Constitucional, CNN Chile conversó con Siomara Molina, quien es también acompañante de abortos en Red Con las Amigas y en la Casa e integrante de la Red Chilena de Profesionales por el Derecho a Decidir, organizaciones parte de la Asamblea Permanente por la Legalización del Aborto.

–En términos prácticos, ¿qué significa que el aborto quede consagrado en la Constitución?
–El que los derechos humanos se consagren en la Constitución significa que se reconocen, que debieran reconocerse y garantizarse. Entonces, como los derechos sexuales y reproductivos son derechos humanos -no lo decimos nosotras, sino que está establecido en los estándares internacionales de DD.HH.-, en términos prácticos significa que las mujeres, las niñas y todas aquellas personas que tienen la capacidad de embarazarse o de abortar eventualmente, tengan la posibilidad concreta de ejercer sus derechos sexuales reproductivos en un marco de protección, educación y de garantías explícitas de salud integral.

–¿Cómo se diferencia de el proyecto sobre despenalización en el Congreso?
–Son cosas distintas. De partida, una ley no es lo mismo que una norma constitucional y el proyecto de ley sobre despenalización que se discutió en el Congreso despenaliza, no legaliza. Hay una diferencia en eso. Pero además, este proyecto de ley se discutió en el contexto de un país que aún tiene la Constitución del ’80. En términos políticos, esa discusión detonó que nosotras -las organizaciones que estábamos y convocamos a la Asamblea- hubiéramos dicho “bueno, ¿pero cómo es posible en este país que está viviendo un proceso constituyente? Si podemos discutir estas cosas, si estamos soñando ese nuevo país, ¿por qué no vamos a poder hablar de derechos sexuales y reproductivos, y aborto, que es un tema fundamental para todas nosotras? ¿Cómo es posible que esto se esté cayendo en el Congreso, en medio de un proceso constituyente? Que se pierda en la Comisión de Mujeres y Equidad De Género, en medio de un proceso constituyente. Sentimos que había una disociación ahí entre lo que está ocurriendo entre el Congreso y el proceso político social que estamos viviendo como pueblos en Chile.

–Si queda establecido en la Carta Magna, ¿se deben seguir pasos posteriores en el Congreso?
–Eso depende de lo que vaya ocurriendo después (…) Con las herramientas que posteriormente nos dé la Convención, tendremos que tener un proceso político-social respecto a pensar colectiva y comunitariamente cuál es la ley de aborto que nos imaginamos, cómo nos imaginamos dentro del ejercicio los derechos reproductivos, qué y cómo esperamos que el Congreso concretice lo que la Constitución establezca; actuar con normativas lo que la Constitución establezca.

–¿La objeción de conciencia seguiría existiendo, como sucede hoy con el aborto en tres causales?
–Es bien curioso, porque se nos atribuye un montón de argumentos que son falsedades: que nosotras queremos eliminar la objeción de conciencia, cosas de ese tipo que no son reales. O sea, una norma constitucional no se dedica a condicionar la institución que es la objeción de conciencia, sino más bien establece qué directrices deberán ser tomadas en cuenta para que posteriormente se regule. Es cierto que los límites de la objeción de conciencia no son límites que nosotras pongamos, que a nosotras en la asamblea se nos ocurra que tiene que ser así. Tenemos nuestra opinión, por supuesto, pero el punto es que no es que la Convención o la asamblea esté inventando unas normas sobre objeción de conciencia, sino que el derecho internacional y nacional lo han puesto en torno a estas normas, y en ese sentido es que nosotras pretendemos que se avance en la lógica en que el concepto internacional de derechos humanos ha definido cómo deben operar.

–¿Cree que el país está preparado institucionalmente para tener aborto libre? ¿Qué otras iniciativas deben acompañar la legalización del aborto libre?
–No sé si vale la pena preguntarse si la institucionalidad actual está preparada para tener aborto libre en Chile, porque en realidad lo que lo que debe importar es lo que salga de la nueva Constitución, una que propicie que las instituciones estén a la altura de las nuevas normativas. Significa robustecer el sistema de salud para las mujeres, las niñas y todas las personas que puedan gestar. Robustecer el Sernam, los fiscalizadores de la institucionalidad, mayor participación de las instituciones de la sociedad civil, pensar en las comunidades educativas en un entorno de educación sexual integral también, pensar en la formación de los profesionales de salud en la lógica de una salud integral y no de temas como este modelo neoliberal que tenemos de salud actualmente, por ejemplo.

Siomara Molina, acompañante de abortos en Red Con las Amigas y en la Casa e integrante de la Red Chilena de Profesionales por el Derecho a Decidir.

Molina plantea que entre las iniciativas que deben acompañar la legislación del aborto libre se encuentra “la educación sexual integral, que haya mayor fiscalización en los cumplimientos que existen (…) tiene que haber también una mirada que avance en terminar con la violencia obstétrica. Eso también tiene que ver con los derechos humanos de las mujeres, de las niñas. El acceso no sólo a la salud, sino que también a la salud sexoreproductiva y no reproductiva, y un tema fundamental tiene que ver con la mirada que se tenga respecto a la salud mental integral”.

–¿Ve que estén los apoyos necesarios para que la norma sea aprobada en sus pasos finales?
–Nosotras sentimos que el movimiento feminista y la marea verde en toda la región tiene muchísimo apoyo, tiene muchísima fuerza. O sea, de hecho, por algo la primera iniciativa que entró en la Convención fue la iniciativa de aborto (…) El apoyo popular existe. En el pleno, eso es algo que hay que trabajar. Son las conversaciones que hay que tener de eso en la Convención, de poder ir dialogando. Nosotras estamos haciendo los mejores esfuerzos para suministrar argumentos para esa discusión (…) Hemos buscado la manera de entregar argumentos. Por ejemplo, desde la organización acompañante de abortos se han construido perfiles, las Amigas enseñaron un documento hace pocos días atrás a toda la Convención. A todos y todas los constituyentes con un perfil de quiénes son las personas que abortan en este país a partir de el análisis de 30 mil acompañamientos.